A través de los años hemos visto la evolución musical no solo en los tipos y géneros, sino en la cabida que se ha dado a las mujeres en este estrecho círculo, cada día son más las mujeres que conforman orquestas musicales, interpretan música clásica, son gestoras culturales o compositoras.
Hace varias décadas era impensable que una mujer se dedicara a interpretar instrumentos de connotación tradicionalmente masculina como el contrabajo, violonchelo o la percusión. Sin embargo, en este momento es más común encontrar grupos musicales compuestos exclusivamente por mujeres, llegando a tener gran reconocimiento, o participación mayor de mujeres en orquestas ya definidas con años de trayectoria.
Esto ha sido un avance enorme, pues la mujer pasó de ser cantante de coro para convertirse en voz principal o parte fundamental de la industria. Sin embargo, todavía hoy, encontramos gran desigualdad en las oportunidades y acceso laboral de las mujeres en el entorno musical. Artistas de renombre como Lady Gaga y Björk han levantado su voz de protesta en contra de la discriminación y sexualización de la mujer en la música.
Es frustrante ver datos como los expuestos por estudios recientes como el que hizo la doctora L. Stacy Smith para el New York Times donde anuncia que representación de las mujeres en la industria de la música ha sido aún menor”. Análisis “durante los últimos seis años, la como estos denotan el recorrido que como mujeres y como sociedad tenemos por delante, si bien es cierto que se ha logrado un avance significativo, todavía vemos grandes desigualdades en la industria.
No es necesario mirar muy lejos para notar el hermético circulo de algunos géneros musicales, grupos que se conforman casi exclusivamente por hombres, estamos hablando de ritmos como el vallenato, el rock o metal, salsa, tango, boleros… la lista es extensa; el reconocimiento de las mujeres en el ámbito musical se da mucho más en géneros como le pop, el reggaeton y la música popular, sin que esto evidencie necesariamente igualdad.
Muchos han culpado a los hombres por el desarrollo de los acontecimientos y la notoria disparidad a la hora de comparar éxito y posibilidades laborales en general. Sin embargo, considero que más que un culpable, este fenómeno se debe a las costumbres antiguas, a una sociedad que ha subvalorado durante siglos a la mujer, que la ha visto como el “sexo débil” o como un objeto sexual cuyo papel principal es el de la seducción.
Este tipo de comportamientos se hacen palpables en artículos como el de la escritora musical
Jessica Duchen, del periódico The Independent de Londres, que dice que “las mujeres frecuentemente son juzgadas por su apariencia por sobre su talento” y enfrentan presiones “para verse sexys en el escenario y en las fotos”. También se reflejan datos como que para 2012 en La Orquesta Filarmónica de Viena solamente un 6% de sus integrantes eran mujeres, y para 2015 en La Orquesta Sinfónica de Montreal la representación femenina era tan solo del 16%.
Todo esto hablando desde lo que el público ve, las mujeres frente al escenario, cantantes e intérpretes en general, nada se ha dicho aún sobre las personas encargadas de manejar equipos tras bambalinas o ingenieros de sonido, en este ámbito la participación de mujeres es casi nula. Muy pocas mujeres encuentran puertas abiertas en este campo laboral.
Pese a todo, hay muchísimas mujeres que han seguido adelante, no solo marcando un precedente de fortaleza y constancia, sino abriendo el camino para muchas otras que vienen con los mismos sueños y gran talento.
Mujeres latinoamericanas que desde su interpretación y trabajo musical han logrado ser ejemplo, pioneras de renombre internacional como Shakira, Karol G, Ana Gabriel, Goyo, María Becerra, entre otras; varias de ellas con recientes reconocimientos en los premios Billboard 2023.